cartas, cartas


Y aquí, la respuesta de Nori:

«Querido Juan Carlos:

Le había comentado acerca de lo mucho que me agrada su caligrafía. Tanto detalle habita en ella y éstos ojos se admiran al verla, siempre.

Me encuentro muy feliz de saber que el experimento le ha interesado y que hemos dejado a un lado la inmediatez para regalar un poco de nuestro tiempo a quien lo agradecerá. Sí, a veces también olvido ponerle los puntos a las –íes...

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http://saudadeenluna.blogspot.mx/2013/10/genrus-correspondencia.html

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Jen

Hola, Jen

Eso de sentarse a escribir es muy curioso, ¿sabes? creo que entre tantas cosas que nos hemos inventado para perder el tiempo, nos hemos olvidado un poco de lo que es, y sobretodo de lo que representa.

Los que vivimos la niñez en los años ochenta, estamos en el borde de uno de esos cambios generacionales importantes; sabemos lo que es rasparnos las rodillas y jugar en el barro, pero también sentirnos cómodos usando las redes sociales. Pero no escribí con la intención de echar a andar a la nostalgia, Jen; escribo porque a veces uno no se detiene a decir las cosas, como si con pensarlas bastase, como si no supiéramos que tomarnos unos minutos para hacerlo puede significar una enorme diferencia.

Yo sé. Uno de estos días deberíamos tomarnos un café, y desempolvar lo mejor de nuestras nostalgias. Mientras eso ocurre, creo fervientemente que escribir es un gran comienzo. Un beso,

—Genrus.

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Cartas-1

Querida Nori:

Como sabes, te leo desde hace tiempo, y estoy de acuerdo contigo en algo: ¿Cúantas veces nos dejamos rebasar por la inmediatez de las palabras, ahora que podemos enviar mensajes que llegan en segundos? Por eso me pareció buena idea escribirte; que conocieras mi letra, esa que no me detengo a dibujar y en la que —a veces— se me olvida ponerle los puntos a las íes.

Aprovecho esta breve renuncia al yugo de lo instantáneo, para decirte que me caes fantásticamente bien, y que leo con denuedo y fruición cada cosa que escribes. Que eres de las pocas personas con quienes —sin dudarlo— me tomaría más de un café. No leas esto a la ligera: de verdad amo el café como si de una patria se tratara.

No quiero extenderme demasiado, porque espero que esta sea la primera de muchas cartas. Recibe un afectuoso saludo.

—Genrus.

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Correspondencia.

Dice Nori que —paradójicamente— escribir se vuelve más complicado mientras más medios hay para hacerlo. Que la tecnología está bien, que es bueno poder comunicarnos a velocidades que el sigo pasado (que no terminó hace mucho) simplemente no podríamos imaginar; pero que por otro lado, hemos perdido algo de esa sensibilidad, algo de ese ritual que era sentarnos a escribir sin tantas distracciones; sin tantos enlaces multimedia, sin tanto «ruido» alrededor nuestro. Sólo la hoja en blanco, el escritor y su pluma.

Quizá estemos mal, quizá ya somos viejos y nuestra nostalgia nos ha estado rebasando, quizá nuestros nietos ya no sabrán lo que es escribir sobre una hoja de papel. El ordenador nos ofrece la posibilidad de cambiar las palabras a cada momento, de borrarlas, de reordenar y reciclar con una facilidad impensable en los tiempos de la máquina de escribir. Y quizá por eso, ya no nos detenemos a pensar mucho en lo que escribimos, en lo que pensamos, en lo que decimos.

Sin afán de «revertir» nada, y sólo por el gusto de hacerlo, Nori ha propuesto que escribamos cartas. Así, con un bolígrafo común, sobre papel corriente. La única regla es escribir directamente sobre la hoja. Nada de borradores, nada de capturarlo en el ordenador y luego transcribirlo a mano. Enfrentarnos a cualquier cosa que queramos decir. A esforzarnos por ordenar un poco nuestras ideas antes de ponerlas en papel. Tampoco estamos peleados con la tecnología; aunque bien podríamos usar el correo tradicional, preferimos publicar aquí para ahorrarnos el tiempo de tránsito entre los aparatos postales. Me parece un buen ejercicio. Y un excelente comienzo.

Les dejo un enlace al blog de Nori.

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